Palabras del director
“Una vez me perdí en la ciudad en la que vivo desde hace más de treinta años. Entre medio de las vías abandonadas de un tren en desuso tras la desindustrialización de los 70 y 90. Esa tarde estaba atrapado, sin entender por dónde tenía que retomar mi camino. Como si fuese una especie de sueño, podía ver a pocos metros las calles, los vehículos, los edificios pero fuese por donde fuese, tenía la impresión de estar inmóvil en el mismo sitio, como si fuese un laberinto móvil.
Luego de un rato, consternado, pero agotado, me senté sobre un bloque de hormigón al lado de unos rieles oxidados. Mientras miraba cómo caía una especie de nieve negra del cielo, comencé a sentir como mis pies se mojaban. Un pequeño hilo de agua atravesaba justo el lugar donde estaba, y sin pensarlo demasiado seguí su curso. Me condujo hacia un pasadizo antiguo, de adoquines y casas viejas. Por allí pude retomar el camino. Ese día comencé a observar más mi ciudad, San Miguel de Tucumán, la cuna de la independencia, la nueva tierra de promisión, ¿el sepulcro de la subversión?
Ese día comenzó a tomar forma Yakuman, un retrato de un sitio que se come a sí mismo, sin punto de fuga. El lugar sagrado hacia donde van las aguas.
Durante nueve años este proyecto me acompañó. Primero, como un proyecto para las cátedras de Antropología Audiovisual y Producción, en la Escuela de Cine de la Universidad Nacional de Tucumán, donde era estudiante y hoy soy profesor. Hoy, tal vez no sea casual que, pese a la multitud de dificultades con la que nos cruzamos en el camino, esta película se estrene en este contexto aparentemente ominoso.
Yakuman se hizo gracias a la Universidad, gracias al INCAA, gracias a la existencia de lo público. Quiero pensar este estreno como un pequeño acto de desagravio. El estreno de una película parida por la Universidad Pública, hecha gracias a la vía digital documental del INCAA, con un equipo íntegramente formado por egresados, docentes y estudiantes de la UNT, en momentos donde tanto el cine como la universidad argentina están en peligro.
Tal vez, a quienes nos acompañen como espectadores, les podamos ayudar a mirar desde otro ángulo, desde otra perspectiva su cotidianidad extraviada, y en ese momento, aparezca algún hilo de agua, que les muestre el camino a casa”.