Palabras del director

Un Pájaro Azul es un relato sobre un proceso interno de una persona. El comienzo de su madurez, dejando atrás el lugar de hijo para empezar a encontrar su lugar de padre.
Hay dos núcleos motivacionales centrales sobre los que se construye este relato. El primero gira en torno a la búsqueda que durante ocho años, atravesamos con mi pareja hasta poder convertirnos en padres. El segundo, vinculado a la muerte de mi padre y específicamente, a la imposibilidad de procesar ese dolor y cómo a pesar del tiempo, este puja por emerger del pasado.
Cuando tenía siete años, mi padre me despertó y me pidió que me vistiera rápidamente. Nos subimos a su auto. El camino que tomamos no era el habitual. Me dijo que ese día no iría a la escuela. Llegamos a un bar junto a un sanatorio . Me pidió una chocolatada, dos medialunas y le encargó al mozo que me cuidara. Recuerdo que el mozo puso La Pantera Rosa en la tele.
Al poco tiempo mi padre regresó con una mirada extraña. Primero se paró a mi lado y luego cayó al piso de rodillas , se abrazó a mi cintura y se puso a llorar. Me dijo: “Me voy a morir”. Y agregó: “Por favor, no dejes que me muera”.
Mi padre falleció 17 años después, producto de las complicaciones de aquella enfermedad diagnosticada. Pero desde aquella mañana, no hubo ni un solo día en el que no haya convivido con la amenaza de su muerte. Esa interminable agonía, esa tortuosa condena, también se filtró en la deriva de esta película.
Cuando comencé a escribir este guion yo quería ser padre. En el medio pasaron muchas cosas, algunas películas y nació mi hija. Y junto con ella, una dimensión del amor inimaginable y desconocida. ¿Cómo se conecta nuestro dolor con lo que más queremos? ¿Cómo se conecta ser padres con poder revisar nuestro lugar de hijos?
Algo de todo esto, espero esté en juego en esta historia.”