Palabras de la directora

“Tres décadas después de leer y admirar Las otras puertas y Cuentos crueles, por una serie de hechos fortuitos me encuentro frente a Abelardo Castillo, en el living de su casa, hablando sobre la posibilidad de hacer un documental sobre sus memorias. Lo filmaríamos Paula Grandio y yo, y diferentes personalidades del arte y de la cultura lo entrevistarían. Utilizaríamos material de archivo, registraríamos los escenarios que él frecuentaba: bares, plazas, San Pedro, el río, su biblioteca. Las primeras entrevistadoras serán María Moreno y Mayra Leciñana. Asoman posibles líneas narrativas. Entonces se va a producir un largo paréntesis hasta terminar la película y es que, tal vez, contar la propia vida supone un ejercicio incierto y por momentos oscuro. Leo y releo a Abelardo Castillo; sigue pareciéndome un autor deslumbrante. Escribo su nombre en Internet, aparecen miles de charlas que dio y entrevistas que le hicieron. Me pregunto, ¿tiene sentido hacer una película sobre un hombre tantas veces retratado? Un apunte tomado en su taller me da la pista: “cuando uno cuenta —dijo Abelardo, palabras más, palabras menos—, lo hace por primera vez, sucede por primera vez. Lo que conté hace veinte años, al decirlo aquí, enfrente de ustedes, está sucediendo por primera vez. Uno dirá, ¿por qué seguir haciéndolo? ¿Por qué escribir cuando ya lo hicieron Balzac, Tolstoi, Flaubert? Porque se accede a una verdad: la de que si no lo escribo yo, no lo dice nadie más.”