Palabras del director

“Vivo en Córdoba, Argentina, un país en donde las cifras relativas a la violencia social crecen a diario y asustan. Casi todos podemos enumerar ejemplos cotidianos de violencia, más o menos sutiles, más o menos brutales.
Una noche cuatro chicos armados entraron a robar en la casa de mis padres. Yo todavía vivía con ellos y los cuatro delincuentes eran más jóvenes que yo. Ese día me tocó experimentar en carne propia la invasión y la angustia que ocasiona un robo. Para mí fue como estar desnudo frente a sujetos extraños que rondaban armados, exaltados, temerosos y excitados. Sin embargo, en ningún momento temí de verdad por lo que pudiera pasarme a mí o al resto de mi familia. Quizás porque me tocó estar atado y recostado en el suelo en la misma habitación que estaba mi madre; o tal vez porque el chico al que designaron la tarea de custodiarnos fue especialmente considerado y amable con ella. Aquel joven procuró que mi madre no tuviera frío y le repitió una y otra vez que se quedara tranquila, que todo iba a estar bien y que nadie iba a lastimarnos. La llamaba “doñita” con un respeto sincero. En unos minutos que parecieron horas los intrusos revolvieron la casa, cargaron el auto y huyeron con nuestros efectos materiales.
Algo quedó latente en mi memoria desde aquella noche. La proximidad de ese joven en ese contexto de violencia y usurpación me permitió, sin justificar sus actos, no llegar a guardarle resentimiento.
Creo que la base de todos los problemas está en la evidente desigualdad que existe no solo en Argentina y en Latinoamérica, sino en todos los países del mundo. Pocos tienen mucho de lo que a mucha gente le falta. ¿Por qué algunos tenemos tanto y otros tienen tan poco?
Cuando pienso en las circunstancias en las que nacen y crecen los jóvenes que optan por la delincuencia (pobreza, hambre, abandono del estado, narcotráfico y muerte) puedo imaginar el por qué toman esa decisión: ¿qué decisiones de vida pueden tomar las personas que han nacido casi sin nada y que tienen pocas posibilidades reales de progresar?
En “SALVAJES” intento aproximarme a este paradójico, complejo y alarmante escenario social: un retrato violento sobre el encuentro de dos universos sociales antagónicos; una realidad social en la que nos sentimos a la deriva y todas y todos somos diferentes tipos de víctimas y victimarios; un entramado desigual en donde los sectores más pudientes tienden a autodefinirse como las principales víctimas de la problemática de la “inseguridad” y creen conocer las soluciones al problema de la marginalidad, omitiendo muchas de las circunstancias extremas en las que nacen y crecen los individuos que han sido marginados desde el principio de su existencia.”