Palabras del director

“Conocí a Eugenia a través de una serie de retratos que realizó a sobrevivientes de la Shoá que viven en la Argentina. Sus dibujos me llamaron la atención no sólo por cuestiones estéticas, sino también porque de ellos se desprendían textos donde los protagonistas se referían al horror del genocidio. Me interesó esta exploración desde el arte para mantener la memoria y, si fuera posible, reparar una parte de la Historia.
Tiempo después me contacté con Eugenia y conocí una gran historia detrás de esos dibujos, la de su propia vida. Desde entonces nos reunimos periódicamente en su atelier para intentar reconstruirla a través de la palabra. En este camino también se incorporó Julián, su hijo, que hasta ahora se había mantenido al margen del pasado familiar; Victoria, la hermana de Eugenia, quien tenía una visión diferente sobre los hechos; importantes referentes de la cultura, como Eduardo Stupía y José Martínez Suárez, e investigadoras del Museo del Holocausto de Buenos Aires, quienes aportan datos y reflexiones. Luego también se sumó Pablo, el sobrino de Eugenia, quien es músico y participó con sus composiciones en la banda sonora. Juntos accedieron a participar de este documental, donde intenté registrar cómo se puede recuperar, conservar y transmitir la memoria.
Con esta película apunto a contar una memoria viva y presente, que continúa interpelando a las personas y las motiva a encarar una investigación. Me propuse documentar cómo los personajes exploran diferentes caminos para avanzar con sus búsquedas, desde el diálogo, entrevistas a expertos y el análisis de documentos antiguos. También a partir del arte que llevan adelante Eugenia, como artista plástica, Julián, como actor, y Pablo desde la música, así como desde la ciencia, a partir del trabajo de Victoria. Nuestra protagonista también se pregunta si, después de décadas de realizar obras sobre los genocidios, ahora podría dedicarse a representar la naturaleza y, a sus 70 años, dejar atrás el horror.”