Palabras de los directores

“NORITA es un proyecto que abarca una parte importante de nuestras vidas personales y como cineastas. Norita Cortiñas es una mujer tremendamente inspiradora y esa inspiración nos impulsó a acompañarla en el documental de su vida. Creemos en el valor del testimonio y su poderosa función social por eso este documental es una forma más de mantener viva la Memoria, por la Verdad y la Justicia.

Andrea: Yo nací en 1978 en plena dictadura argentina. Tengo suerte de saber cuáles son mis orígenes. Más de 400 niños y niñas nacidos en los 70s fueron secuestrados y apropiados durante la dictadura militar. Muchos/as de ellos/as aún no han sido encontrados por sus familias biológicas y no saben cuáles son sus orígenes. En mi adolescencia fui activista por los derechos estudiantiles y en esos mismos años comencé a acompañar las rondas de las Madres y todas las manifestaciones vinculadas a su lucha. En el año 2012 tuve el honor de comenzar a trabajar con Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora colaborando en el Área de Archivo y Comunicación. En esos años conocí personalmente a muchas de las Madres y acompañé a Norita en numerosas actividades. Todas estas experiencias me marcaron profundamente y me llevaron a seguir acompañándola para contar su vida a través de un documental.

Jayson: Yo salí al mundo como un joven gay de un pueblo rural de clase trabajadora en Australia y emigré a Argentina. Fue durante uno de los momentos más felices y libres de mi vida, hace 8 años en Buenos Aires, cuando conocí a Nora “Norita” Cortiñas. Yo trabajaba como periodista y ella era una de las activistas de derechos humanos más prolíficas de
Argentina. Nora y yo nos encontramos en eventos sobre derechos queer, donde mi asistencia oscilaba entre informar y estar en la comunidad. Nos unimos y pronto empecé a filmar su universo. Comenzamos en 2015, año en el que Nora se convirtió en un símbolo de la campaña por los derechos de las mujeres para legalizar el aborto. Nuestra presencia (y la de nuestra cámara) en la vida de Nora pasó imperceptible para ella, en gran medida. Eso permitió una particular intimidad en nuestro enfoquelo que nos permitió aprovechar la tensión natural que existe entre su activismo callejero y su vida hogareña. Esto constituye la base del drama de la película, que retrata a una mujer muy dinámica, que politizó su dolor y lo convirtió en un llamado a la acción colectiva para defender los derechos humanos y la democracia . El compromiso inquebrantable de Nora con múltiples causas de hoy significa también un homenaje de amor a su hijo.
El camino de Norita ha sido con un enorme costo personal e inevitablemente gran parte de su drama personal seguirá sin resolverse: la desaparición de su hijo y el trauma familiar que implica vivir con esa ausencia permanente. Ella emerge de esto como un personaje conflictuado e imperfecto: La dificultad de Nora para reconciliar plenamente sus dos mundos resalta su humanidad y nos permite ver las grietas de su vida familiar a través de las cuales se filtra la política. Norita ha perdido gran parte de su capacidad de acción a medida que la elogian como una figura heroica y en el transcurso de las entrevistas realizadas ella buscó retomar su propia narrativa. Norita y la película en sí -a pesar de tanto dolor- nos deja paradójicamente con una sensación de esperanza. Ella deja un legado ético poderoso en un momento de gran incertidumbre y miedo. Nos recuerda que los seres humanos somos imparables cuando dejamos de lado nuestro individualismo para trabajar juntos por el bien común. En otras palabras, soy porque somos. Esto es particularmente importante para los grupos privados de derechos como las mujeres, las comunidades queer, los pueblos originarios, las personas de color y los pobres y la clase trabajadora que sufren la peor parte de las crisis de nuestro mundo. Estas luchas forman parte de las “viñetas” de la película en las cuales entendemos la profundidad y alcance de la militancia política de Norita. En particular, llegamos a entender el apoyo de Nora a la reforma del aborto como parte de una perspectiva amplia e integral sobre lo que significan los derechos humanos: que si uno tiene un compromiso con los derechos humanos, la democracia y la justicia, entonces a las mujeres tienen derecho elegir y ejercer el control sobre sus propios cuerpos.