El Club Social y Deportivo Luna de Avellaneda, fundado en los años cuarenta, fue durante décadas un espacio de encuentro para el barrio. Pero el tiempo no perdonó: hoy el gimnasio tiene goteras, los socios escasean y una deuda amenaza su existencia. Román, que pasó su vida ligado al club, integra la comisión que lucha por mantenerlo a flote. Cuando un antiguo socio propone venderlo para instalar un casino, los miembros deberán decidir entre la supervivencia y los ideales fundacionales.