Palabras del director
“La terminal está filmada en una estación de ómnibus en las sierras de Córdoba, Argentina, por la que pasan micros interurbanos, aquellos que permiten el desplazamiento de trabajadores y estudiantes, fundamentalmente. Desde hace mucho tiempo me interesan los lugares de espera, de paso. Encuentro muy singular y cinematográfico el flujo al que están sometidos: lo que aparece desaparece sin cesar, y quienes lo habitan lo hacen desde la condición de pasajeros. Pero, también, en eso creo, esos espacios albergan ciertas huellas, restos de las experiencias humanas que dejan las personas que los transitan: sus dolores, sus miedos, sus esperanzas. Algo residual, persistente y esquivo, que permanece en el lugar. Con esa convicción filmamos la película: registrar, por un lado, los flujos de superficie –de los ómnibus, de las personas, de la luz–, pero sin dejar de atender a lo invisible, a aquello que permanece en la sombra. Por eso, para todos los que hicimos La terminal, lo que se ve y lo que se escucha pasó a ser tan importante como lo que permanece en silencio. En relación a la palabra, nos interesaba recortar estas experiencias a lo amoroso. Para ello, les preguntamos a quienes esperaban sus micros o bajaban de ellos sí tenían y querían contarnos su historia de amor. Algunas personas se negaron, pero muchísimas otras confiaron en nosotros y las respuestas fueron maravillosas. Fragmentos de esos relatos forman parte de la película.”