Palabras de la directora
“La motivación de escribir LA RUPTURA, tiene que ver con la sorpresa y la voluntad de narrar un largometraje, luego de dirigir y escribir cuatro cortometrajes. Y el paso por la experiencia actoral y la posibilidad de una propia perspectiva.
Un largometraje necesario, porque necesitaba contar el amor de una pareja que se rompe en un contexto de demolición y transformación del lugar que los aloja, que es un pueblo turístico que se ve afectado por la intención de la gentrificación.
Un nuevo plan de manejo del Parque Nacional tiene como fin barrer la cultura patrimonial del pueblo turistico para transformar en un plazo de veinte años, el paraíso salvaje y natural, en un sitio turístico de lujo y de exclusividad de concepción extractivista.
En mil novecientos noventa y cinco demolieron todas las casas de la playa sur, alegando una defensa del ecosistema de dunas móviles con la peripecia de la protección ambiental intereses espurios y corporativos se infiltran en la comunidad del pueblo de pescadores.
Tal es asi, que la ruptura amorosa entre Julia y Pablo es una metafora de lo individual hacia lo colectivo. ¿Puede el amor tener una concepción protectora y promotora? ¿O solo queremos por querer?
Ahora y en un futuro cercano, quieren demoler veintiséis casas del camino rocoso. Para, finalmente, desarmar el mítico pueblo costero.
La ruptura habla de amor en tiempos de neoliberalismo, el todo por las partes. La ruptura es necesaria para la homologación entre un pueblo que se une y se protege con un amor que se disuelve por fuera del deseo de tener, si no simplemente de estar. Y no encuentra Julia mayor libertad que siendo, dudando, volviendo. Desarrollar, filmar e inmortalizar el salvaje escenario, una osada primera vez, en donde la rusticidad y la independencia prevalecen en un relato crudo y singular, para que la humanidad sepa que se protege cuando no se vende y que el amor es garante de cualquier construcción posible.”