La ciudad tuvo un pasado glorioso, todavía asoma en algunas construcciones señoriales que hablan de tiempos de prosperidad. Hoy, sin embargo, es una ciudad detenida en el tiempo donde nada sucede. Sus habitantes viven sus pequeñas vidas solitarias, insípidas, cuidando apenas de sí mismos. Hasta que un día sucede. Durante la madrugada, carteles anónimos, con toscas escrituras aparecen pegados en las puertas de las residencias, revelando secretos inconfesables de los vecinos.