Jorge Prelorán filmó por más de veinte años un género propio, las etnobiografías. Centrándose en la vida de un personaje y siguiéndola por un tiempo determinado, logró profundos retratos para expresar la particular visión del mundo de diferentes personas. Esta película se inscribe dentro de esa línea, sólo que en este caso el protagonista es el mismo Prelorán, y el director, un discípulo.