Palabras de Gabriel Reches

“Soy un mentiroso que siempre dice la verdad” Jean Cocteau.

“A pocas semanas de que terminara séptimo grado, en una tarde que parecía cualquier tarde, mientras encendía pirotecnia con un amigo, supe que a mi padre lo había embestido un camión de basura. Poco después murió a causa de las lesiones, y encontré en la escritura de poemas, un modo posible de trabajar sobre el dolor que no se repara. Entonces no lo sabía, pero la muerte y el fantasma de mi padre visitarían buena parte de mi obra (La Evolución, La Caja, El año del fantasma). Por eso, cuando Luis Ziembrowski me convocó para compartir con él este proyecto, rápidamente me sentí identificado con la historia sobre la que proponía trabajar. Más allá de que las ausencias obedecen a motivos distintos, en ambos casos, de noche, al quitarnos los zapatos, somos convocados por fantasmas similares. La paternidad, la orfandad son temas que, desde nuestras pequeñas tragedias familiares, nos asaltan cuando callamos.

Amén de la contigüidad traumática de nuestras obsesiones, la propuesta inicial de Luis dejaba entrever una enorme valentía y, en lo personal, el desafío de trabajar a partir de la perspectiva íntima de otro real. Además, en toda su dimensión, a ese otro, le creí. Hoy no puedo ver a El Villano como una mera película, como un mero producto. El Villano es eso y ojalá guste, pero también, se trata de un acontecimiento vital en que intenté hermanarme a un amigo para indagar –como en muchas obras– un modo de expiar dolor; de elaborar y reconstruir la historia a partir de fragmentos de recuerdos, documentos, y de la auténtica simulación con que un actor, accede a un momento de verdad.”