Palabras del director
“Hace ocho años recibí una corta llamada de mi padre, para decirme que mi hermano adolescente acababa de morir. Como Federico, el personaje de mi película, sentí miedo pero no mucho más que eso en ese momento. Entré al baño, me miré en el espejo y me despedí de mi rostro y de mi vida. Aunque aún no dimensionaba lo que vendría, sabía que pronto, al mirarme de nuevo, vería otra cara: la de alguien con una vida muy distinta a la que tenía en aquel entonces.
Más que hablar de la muerte, en esta película me interesa hablar de cómo después de un evento traumático, no solo cambia la percepción de las cosas sino también la intensidad del presente. De cómo hay que aprender a levantarse y a mirar desde otro lugar. De lo que significa reconectarse con un mundo en el cual cada momento vuelve a ser el primero: el primer llanto, la primera fiesta o el primer beso desde que alguien desaparece para siempre.
Con esta película quiero hablar sin tabúes sobre la muerte de mi hermano, mi dolor y el de mi familia. Pero quiero hablar, sobre todo, sobre la luz, difícil, pero más bella que nunca, que viene después de la oscuridad.”