Palabras del director
“Probablemente el hecho de haber visitado varias veces a mi padre en prisión durante mi adolescencia haya definido en parte mi decisión de estudiar derecho. Ya en mi época de estudiante y a lo largo de mi carrera, surgió en mí la necesidad de buscar una forma diferente de relacionarme con ese campo desde un lugar menos formal y más humano.
Como abogado y mediador, ya través de mi anterior película “Los cuerpos dóciles”, entré en contacto con el mundo de la mediación penitenciaria. Esta película es consecuencia de todas estas vivencias. Trabajando durante dos años en ambientes penitenciarios con jóvenes en conflicto con la ley, pude comprobar de primera mano las necesidades urgentes que existen en estos espacios. Como parte del programa “Probemos Hablando”, entendimos que existe otra forma de vincularnos incluso en ambientes muy hostiles, tanto con reclusos como con guardias penitenciarios.
Haber conocido a Walter y a David a partir de esta experiencia, es un encuentro en ese sentido. La posibilidad de traducir este encuentro en una historia cinematográfica es una oportunidad única para ampliar el tema a otros espacios y otros públicos.
Por otro lado, también existirá la intención de demoler ciertos mitos en relación al tema. Los discursos actuales sobre seguridad ciudadana son cada vez más irracionales, basados en la mano dura, en el castigo ejemplar, en el uso de la violencia para eliminar la violencia. El discurso mediático necesita crear un enemigo de la sociedad, para luego esconderlos en las cárceles, darles oscuridad y quitarles su condición de personas.
Creemos que siguen siendo personas y ahí es donde intentaremos poner nuestros ojos, nuestra lupa, para poder ver la humanidad de estas personas, que son consideradas el enemigo.”