Marcos acude angustiado a ver por enésima vez a Fernando su psicólogo, a causa de una visión que lo espanta.
Una extraña secretaria, Verónica, trata de prevenir a Fernando sobre el estado de Marcos.
La derivación de Marcos a un colega de Fernando desata la tragedia.
El final de la historia es en realidad el comienzo de otra. Nadie es inocente.