Palabras del director

“Me encontré con la historia de El Despenador durante la realización del documental “Salinas Grandes” en Jujuy en donde el protagonista, Prudencio Alancay, me comentó sobre su presencia en la zona andina. Me impactó de inmediato la idea arraigada en la comunidad de la muerte como “contagio” si la persona no es despenada. El Despenador era convocado por parte de la familia para terminar con la vida de quien agoniza durante mucho tiempo y no se muere, terminando con su vida a través de un certero abrazo.
La conexión con mi formación Médico Psicoanalista y Psicólogo Social me llevó a interrogarme y a ahondar quizás no tanto sobre la muerte en sí, sino como la respuesta del entorno, refleja a una sociedad que da la impresión de estar vinculado con una práctica que está más cercana a un baluarte de libertad que de lo que podría significar para el mundo occidental la finitud.
Investigué y noté también que no había demasiado escrito sobre el tema y consideré que debía ser visibilizada, contada y compartida, la manifestación tangible de una cultura que nos interpela y nos lleva a re-pensar la concepción no solo de la muerte sino de la vida y del “aire’ como vehiculo conector a otras dimensiones.
Dicho esto no puedo evitar de comentar que el rodaje de la película fue interrumpido debido al inicio de la cuarentena durante la pandemia. Siendo el tema de la “muerte como contagio” lo que aborda la película se generó un sorpresivo diálogo entre ficción y realidad, diálogo que se fue estrechando hasta casi borrarse el límite entre ambos a medida que aumentaban los contagios por el COVID y en donde el tema del contagio y la muerte no solo era parte de la película sino que ya estaba instalado en nuestra cotidianeidad.”