Palabras del director

“Chau Buenos Aires es una película muy importante y muy querida para mí. Comencé a escribir las primeras ideas en el 2003… Y me llevó veinte años poder verla terminada.

Durante el largo proceso de escritura del guion con mis dos coautores —Stephan Puchner, alemán y Fernando Castets, argentino—, los personajes de la película fueron creciendo, cambiando, profundizándose y de un extraño modo, lentamente, fueron volviéndose algo así como amigos. Amigos que pedían ser liberados de las páginas del guion, para poder vivir en la pantalla del cine.

Ustedes no se imaginan la alegría que es para mí haber podido terminar, después de tanto trabajo, tanto esfuerzo y tantos años Chau Buenos Aires, y poder ver a esos amigos tan queridos, finalmente, en la pantalla del cine.

Una de los aspectos más fascinantes de hacer una película, es que uno tiene la posibilidad de trabajar con grandes artistas. Yo siento un profundo agradecimiento de haber podido ser testigo de las grabaciones de los tangos hechas por algunos de los músicos de tango más talentosos de todo el mundo. Y por supuesto, la alegría de compartir cada lectura del guion, cada día de ensayo y cada momento durante la filmación de Chau Buenos Aires con nuestros grandes actores y actrices. Poder ser testigo de cómo cada uno de ellos se iba apropiando de su personaje. Descubriéndolos ellos y revelándonoslos a nosotros en el set.

Naturalmente también, el trabajo con la gente del equipo de filmación. Mis directores de fotografía, los eléctricos, la gente de arte, de sonido, de vestuario, las maquilladoras y las peinadoras. Es increíble ver todas los días esa gran cantidad de personas trabajando duramente, largas horas, para contar una historia que algún día llegue a emocionar a la gente.

Por otro lado, tengo que confesar que jamás imaginé que la historia que cuenta Chau Buenos Aires pudiese ser, más de 20 años más tarde, tan actual. Muchos aspectos de la situación en la que están Julio y sus amigos en nuestra película, se vuelven a repetir hoy, trágicamente, en Argentina. Ojalá Chau Buenos Aires pueda transformarse en un pequeño gesto de esperanza entre tanta oscuridad que sienten hoy muchas personas en nuestro golpeado país.

En este sentido, una de las cosas que a mí más me maravillan de Julio y sus amigos, es que pese a haber perdido casi todo, pese a no tener un peso y a casi no tener ya más esperanzas, conservan siempre su sentido del humor, su dignidad y por sobre todas las cosas, como una bandera que nunca se entrega, su sentido de la amistad.

Yo creo que el cine debe entretener y al mismo tiempo conmover al público. Ese fue mi objetivo con Chau Buenos Aires. Lograr que los espectadores rían, se emocionen, lloren y vuelvan a reír viendo en la pantalla la historia de Julio y sus amigos. Una historia divertida, emocionante, romántica y trágica a la vez. Muy argentina y tan universal al mismo tiempo.”