Palabras del director

“En Juana a los 12, mi primer largometraje, retraté a un personaje que no se comportaba a la altura de las expectativas que la gente tiene de cierta edad.

Resultó evidente que “Arturo a los 30” se trataba de lo mismo, aunque a otra edad. Me interesaba explorar los efectos que el duelo no procesado puede tener en una persona, cómo puede frenar y paralizar el desarrollo personal. Arturo es reticente a cruzar un umbral importante. Por otro lado, quise hacer más hincapié en el aspecto cómico porque creo que el humor hace digeribles los temas más difíciles de afrontar.”