Gustavo y Nacho tienen 27 años, no se preocupan mucho por mañana, viven en un constante "ahora después". Con un tono melancólico pasan los días en una pequeña ciudad. Gustavo acaba de tomar la decisión de abandonar los estudios y Nacho se entera, al poco tiempo del fallecimiento de su padre, de la doble vida que llevaba su progenitor.